Siete meses después de aparecer muerto en su casa, tras haberse suicidado, se oficiaba en la catedral de San Pablo, en Londres, un funeral por la muerte de Alexander McQueen.
La asistencia al servicio religioso terminó convertida en una gran pasarela de moda en la que actrices, modelos y diseñadores se congregraron para recordar al modisto.
Desde Stella hasta McCartney hasta una estilosa -como siempre- Sarah Jessica Parker, pasando por Naomi Campbell o Kate Moss. A destacar, también, la 'gran dama' de la moda, la editora de Vogue, Anne Wintour, que destacó del diseñador su "excepcional legado y su brillante inspiración".
La cantante Bjork vestida de ángel con unas alas gigantes y un casco plateado, interpretó una conmovedora canción llamada "Gloomy Sunday", que habla en primera persona sobre decidir "acabar con todo".
Después, un grupo de gaiteros vestidos con kilts de tartán tocaron en las escaleras de la catedral mientras los invitados, los famosos, los amigos y la familia de McQueen salían al sol.
